Demonios verdaderos

Las historias que deben ser contadas, no son solo las de los niños con infancias felices. Así, más o menos, comenzaba este libro cuya portada ven aquí. Lo leí pues era el  libro para jóvenes, de su editorial, más vendido en el momento (dic 2008). Para mi sorpresa, era la historia de un niño abusado física y psicológicamente por su padre.

En alguna parte leí una vez que todo ser humano buscaba compañía porque necesitaba que  alguien fuera testigo de su vida. También recuerdo que una vez me dijeron, en el curso de creación literaria, que la vida de uno no era tan interesante como uno creía … ergo, había que ser creativo para crear historias, si uno quería ser leído.

Sin embargo, me he encontrado con que a mucha gente sí le interesa mi vida. También me he encontrado con historias que deberían ser conocidas, porque sus protagonistas necesitan testigos.

Así que hoy quiero ser testigo de una persona que conozco. Una persona que sufre, sin saber muy bien por qué lo hace. En su cabeza viven unos demonios que se llaman depresión, que le extraen su esencia. A esa persona quiero decirle que soy su testigo y que aunque no tengo las armas para matar a esos demonios, sé que existen…  y que aunque no entiendo porqué son tan poderosos…

… sí los puedo ver.

@chicadelpanda

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Lecturas inadecuadas y Mario Vargas Llosa

«No hay nada mejor que leer a escondidas de los papás, bajo las sábanas, con una linterna, después de la hora de dormir». Eso decía mi profesora de Literatura Infantil, refiriéndose a cómo estimular la lectura en los niños (o cómo no desestimularla).

Yo recuerdo haber leído muchas veces a escondidas, o de haber leído cuando no se suponía que debía hacerlo, como El Padrino de Mario Puzo en quién sabe qué clases cuando estaba en bachillerato. O en sitios en los que el sentido común dice no no, como por ejemplo en Cancún, bajo el  radiante sol,  con el libro más macabro y oscuro (oscuro de verdad, no es metáfora) que haya leído en mi vida, Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.

Y hoy, cuando me enteré que Mario Vargas Llosa, uno de mis grandes autores favoritos, ganó el premio nobel de Literatura 2010, recordé, emocionada,  ese gran placer de haber hecho algo que se suponía que no debía… otra lectura inadecuada e inolvidable, hace muchos años, en Isla de Margarita. Era la novela  la Ciudad y los Perros.

Por Michelle Lorena Hardy  – Chicadelpanda.com